El día de Reyes de 1937, Madre Rosario Fernandez Pereira, dominica de clausura en el convento de Belvis, en Santiago de Compostela, España, recibía del Señor el regalo de guiarla para iniciar una Congregación que viviese el amor de las unas para las otras. Junto a ella, el apoyo y la cercanía del también dominico, Padre Esteban González Vigil, quien supo leer, tras la curación de la Madre Fundadora, las señales que el Señor enviaba.
El 6 de enero toda la Congregación recuerda, pero sobre todo agradece al Señor el fijarse en Madre Rosario e inspirarla a vivir el amor al estilo de su Hijo Jesús siguiendo el mandamiento » amaos los unos a los otros como yo os he amado».
Las Misioneras de María Mediadora seguimos haciendo vida ese carisma, viviendolo en nuestras comunidades y apostolados, trabajando y construyendo Reino entre nosotros.